Asumamos que en los próximos meses el PSOE gobernará con el apoyo directo o indirecto de Ciudadanos o Podemos. Asumamos también que el PP pasará casi con toda probabilidad a la oposición, después de negarse los líderes de los principales partidos el pan y la sal -aquí algunos se empeñan todavía en mantener las dos Españas, y no solo estos- Además a Mariano Rajoy le están creciendo los enanos semana a semana.
Ha podido el todavía presidente en funciones hacer todo el esfuerzo del mundo por intentar recuperar el empleo, incluso por solucionar el agujero bancario… pero lo que llega a todos los ciudadanos es el ejercicio de corrupción de decenas de sus cargos públicos, algunos de ellos todavía presuntos. Vale que en todos los partidos cuecen habas, pero siempre corren más riesgo aquellos que tocan poder y que manejan presupuestos. No es fácil esquivar las tentaciones. Ejemplos hay cientos y de todos.
Hace tiempo que el Partido Popular necesita un ejercicio de renovación. Lo intentó Rajoy al cambiar a casi todo su equipo directivo con gente más joven y apenas conocida, pero lo hizo tarde. Aunque ahí seguía Arenas, por ejemplo, impertérrito. Y cuando pudo prescindir de algunos nombres históricos, los envió a todos al Senado. Es cierto que los partidos políticos tienen que ‘facilitar’ la carrera de aquellos que profesionalmente se dedican al ejercicio de esta profesión. Pero ni es la Cámara Alta la solución, ni tampoco las puertas giratorias.
En Burgos, por ejemplo, cada vez que el PP tiene que elaborar una lista, son los mismos nombres, cambiados de una candidatura a otra, y puedes pasar de ser concejal a diputado, o a senador o transformarte en procurador. No han surgido apenas hombres y mujeres nuevos -excepciones hay en las listas municipales y no en los primeros puestos- en los últimos años. Y si existen ciudadanos interesados en la política, solo hay que verlo en las nuevas formaciones que han elaborado sus candidaturas con auténticos profanos. A la gente le preocupa la política, la situación de su pueblo, de su tierra, de su país. Y a veces no hace falta buscar tanto sino dar oportunidades.
El PP, el partido mayoritario en España, necesita una renovación. Y a ser posible con primarias abiertas, en congresos locales, regionales y el nacional. Y quizá en este orden, para que al evento estatal vayan precisamente aquellos que pueden ser más noveles. La política no es una procesión especialmente agradecida, y antes se coge al mentiroso que al cojo, pero merece la oportunidad de defenderse. Y un ejemplo, Galicía si hará ahora congresos locales. Y ya ha anunciado Feijoo que cambiarán tres de sus presidentes provinciales, por decisión propia.