Durante la pasada campaña electoral de las elecciones autonómicas, uno de los principales protagonistas del debate fue la ‘España vaciada’ que también tuvo respuesta electoral en unos cuantos procuradores que ocuparán las Cortes de Castilla y León en la próxima legislatura. Veremos si se oye más la voz de Soria, y se sigue escuchando la de León o Ávila; y aunque se supone que los representantes provinciales de los partidos tradicionales también defienden al territorio donde nacieron, no son la misma mosca cojonera que pueden representar estos grupos.
Gracias a ese debate migratorio hemos conocido algunas cifras que no nos extrañan pero sí pueden resultar sorprendentes, como que más de un millón de personas nacidas en Castilla y León vivan fuera del territorio de esta región, en el resto de España, y eso sin contar los que todavía lo hacen allende nuestras fronteras, en países como Suiza, Alemania, Francia o antes del Brexit, Inglaterra, por no acudir al mapa mundi y hablar de lugares como México o Argentina. Aquí se han quedado 2.400.000 personas y en algún momento si no ha ocurrido ya, habrá más castellanos y leoneses fuera que dentro.
Un estudio de Caixabank mostraba hacia dónde vamos en cuanto a población. Si en el año 2020 el censo indicaba, por ejemplo, para Burgos 355.776 habitantes, la proyección para 2035 es poco halagüeña, nada menos que 332.561. Hay que contar también en estas variables que somos una población envejecida y que hay más muertes que nacimientos. Lo que ocurre en la provincia burgalesa, pasa también en todas y cada una de las nueve de este territorio. Soria pasará de 90.000 a 83.000 ciudadanos y Valladolid bajaría de medio millón, de 520.000 a 484.000 en números redondos, León notaría bastante según este trabajo el descenso, rompe para abajo la barrera de los cuatrocientos mil, de 459 a 398 mil.
¿Hay solución para la Castilla vacía? No es fácil. En Navarra han conectado con cable todas y cada una de las localidades de la comunidad foral y toca ahora que las tecnológicas las doten de contenidos. Aquí, se entiende que por razones económicas, se alarga la presencia de la alta velocidad hasta límites insospechados, la chapuza de un parque tecnológico que si no viene ya con un pan debajo del brazo será una continua tomadura de pelo y la solución final de unas autovías que si tuvieran vida propia nunca pensaron estar terminadas. Esa emigración ocurre en otros lugares de España también, pero por mucho que se lleve hablando en nuestra comunidad no se ha avanzado absolutamente nada. Tenemos una franja que continua hacia Aragón que puede ganar el título de ser la más despoblada de Europa.
En esta campaña también ha costado explicar la Y de Castilla y León. Hemos vuelto a escuchar hablar de Castilla la Vieja y el Reino de León y muchos han pensado que los límites se tenían que haber quedado en eso que estudiamos de pequeños: Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid y Palencia y la región de León con Zamora y Salamanca. Pero en 1983 algunos quisieron que no siguiera siendo así. Y así estamos.