Más de 15.000 niños mayores de 8 años y menores de 12 se presentaron para participar en el última temporada de Master Chef Junior. Confieso que a su edad no sabía ni freír un huevo, y mi espacio en la cocina, junto al de mis hermanos, estaba reservado para poner la mesa y recogerla y para bajar la basura. Bueno, y dejar la compra, solo sacarla de la bolsa, no fuéramos a desordenar todos los armarios.
El gusto por la gastronomía ha crecido muchísimo en España, en Castilla y León y en Burgos, que siempre ha contado con buenos cocineros y que ahora son llamados para participar en congresos, jornadas… allí donde se reúnen los grandes chefs para hablar de tendencias o de la lubina a baja temperatura, jugo de gamba roja y multiesférico de aceituna que miraban asombrados los jurados de la final del programa televisivo, realizada por una cría de 9 años gaditana. Y es que también por el sur han llegado para quedarse, y no solo es el País Vasco el lugar para encontrarse con un gran plato, sino cualquier rincón de este suelo patrio. Y ahí tenemos en las grandes listas de los mejores cocineros del mundo a un número de compatriotas mezclados entre los franceses, que suelen triunfar en estas lides.
La restauración ha llegado a convertirse en un motivo de una visita turística. Viandas y vino. También las tapas. Recuerdo de hace algunos años la venida al MEH del conservador jefe del Museo de Historia Natural de Nueva York. Le llevé a visitar una exposición que sobre El Greco albergaba la Catedral. No me vi de cicerone del pintor y menos en inglés, así que una vuelta y salimos. El tipo fue directo a su destino, que yo desconocía, pero acabamos en uno de los mejores bares de tapas de la ciudad. Por lo que comprobé lo había catado también la noche anterior.
Podemos estar orgullosos del buen hacer de nuestros profesionales. Durante el encierro muchos lo estuvieron dando todo a través de las redes sociales. Los estrellas michelín y los aficionados, hasta Boris Izaguirre se introducía todos los días entre guisos. Lo están pasando mal en esta crisis sanitaria y también económica. No es fácil el camino con tantas restricciones, aunque el vicepresidente de la Junta avalara el cierre casi total de la hostelería -ya me dirán qué se hace en las terrazas a -5 bajo cero, pero aun así todavía hay héroes- por una publicación en Nature sobre los contagios del Covid 19. Aunque también es cierto que somos los ciudadanos los que hemos empañado también esa imagen de los establecimientos hosteleros sin el uso de la mascarilla.
El turismo genera en torno al 13 por ciento del PIB, y también casi el 13 por ciento del empleo, y junto al sol, la restauración es una de las satisfacciones para los viajeros que llegan a esta piel de toro. Pero está quedando muy tocada. No será fácil levantarse, aunque habrá que intentarlo.