Este año parece que el equipo de Atapuerca ha comenzado con más optimismo las excavaciones, cuentan con más presupuesto y han vuelto a las camapañas de décadas anteriores, que casi llegaban hasta los 45 días en la Trinchera del Ferrocarril. Casi trescientas personas, en varios turnos, ocuparán los lugares de trabajo, y en algunos los objetivos los tienen bastante claros. Parece que Arsuaga, Bermúdez y Carbonell quieren llegar a contemplar ellos personalmente la ‘orgía’ que pudiera aparecer en el TD-6 con los restos del antecessor así que este año culminarán ya en TD-10 en la Gran Dolina y dividirán en dos partes el descenso camino hacía las decenas de fósiles que esperan encontrarse de una especie que hasta ahora es única y que solo se encuentra en Atapuerca.
Este año, esperan encontrar restos fósiles humanos también en Galería, además de los no por habituales menos sorprendentes de la Sima de los Huesos y quizá, con mucha suerte, pero también con trabajo, como el que han desarrollado estos años, encontrarse con algún fósil más en la Sima del Elefante donde ya contamos con una especie todavía sin clasificar por la escasez de los restos hallados.
Y siempre los neandertales. El Museo de la Evolución ya expone restos de esta especie que han aparecido en la ‘montaña mágica’ en temporadas anteriores, pero son restos de instrumentos utilizados por nuestros medio primos. Todavía no hay restos fósiles de homínidos. Puede que este sea el año y sirva para declarar a Atapuerca espacio único, si ya no lo es, porque contaría con restos de especies humanas que habitaron nuestro planeta, con continuidad, desde hace más de un millón de años hasta ahora.
Con el objetivo también de preparar otras excavaciones para futuros años como el caso de Cueva Fantasma donde ya hay dataciones de un millón de años, también dedicarán tiempo a preparar estas nuevas prospecciones.
Atapuerca cuenta con trabajo para varias generaciones, si es que nos importa el pasado para intepretar el presente e intentar encontrar también respuestas para nuestro futuro. De lo que hemos sido los humanos mucho se conoce gracias a los miles de restos de homínidos de la Sierra burgalesa, desde nuestra forma de hablar, hasta la socialización o los inicios de la ganadería y la agricultura. De nuestro ADN y de la relación entre los actuales habitantes de la zona y los que lo hicieron hace 30.000 años. De que también hemos sido carroñeros, y nos hemos comido unos a otros, por tradición o necesidad, pero es un hecho. De que los heidelbergensis de Atapuerca,para los que se está buscando su especie verdadera, eran una auténtica ONG ambulante, por como trataron a sus niños, a sus ancianos y a sus enfermos.
Detrás de todo ese trabajo dan la cara los tres codirectores, pero detrás de ellos a lo largo de estas décadas hay cientos de personas que por amor al arte han llevado el nombre de Atapuerca por todo el mundo. A todos ellos gracias.