No es la primera vez que en esta Página Par se citan los posibles Congresos Extraordinarios del Partido Popular, incluso antes del anuncio de la marcha de Aguirre, que también lo ha solicitado para Madrid. No tengo aspiraciones de politólogo, pero parece que en los altísimos cargos de la formación de centro derecha no quieren alterar mucho el gallinero, no solo porque pudiera afectar incluso al candidato a la presidencia del Gobierno, que o se muestra muy seguro en las cifras económicas para noviembre, diciembre o enero -cuando sean las elecciones generales-, o bien tiene una capacidad de sufrimiento alta o de autoinmolación. También cabe que los ejercicios de pactismo actuales le sirvan para entonces.
En el aviso que los ciudadanos han mandado al PP muy pocos dirigentes han reaccionado, algunos cercanos como los concejales de la zona de Merindades que han desbancado al diputado provincial oficial después de algunos lustros ejerciendo. Otros, como el presidente de la Junta, que sigue deshojando numerosas margaritas, y que también como presidente regional del partido bien podría convocar un Congreso en su territorio, y que unas primarias eligieran el nuevo mandatario regional en el partido y en la administración, si el se fuera. Congresos solicitados en autonomías como Madrid o Valencia, dispuestos a ceder su protagonismo Aguirre y Fabra, que tampoco les vendría mal a los populares.
También la provincia burgalesa, visto el mapa que se ha quedado tras la composición de los Ayuntamientos, bien merecería otra convocatoria extraordinaria de congreso para los cargos públicos -hay que contar también con la opinión de los independientes que se dejan la piel por el partido- y militantes, y afrontar además una posible renovación. No hemos llegado al caso de acaparar puestos como en Palencia, donde el alcalde, primer edil gracias a Ciudadanos, quiere ser también diputado provincial, pero bien merecería que aquellos que ostentan todavía puestos en el Congreso lo dejaran, aunque solo fuera por imagen, y aquí es tanto PP como PSOE.
Puede ser un camino, el de los congresos, para recobrar la confianza y la base electoral de un partido como el Popular en la provincia de Burgos. Los acuerdos y desacuerdos con Ciudadanos en el territorio burgalés muestran la atonía que no ha existido en otras provincias. Aquí probablemente haya faltado un liderazgo que tiene que reforzarse, incorporar nueva gente a los equipos, o cambiar; deberían ser sus afiliados quienes opinen si también han entendido el mensaje.
Por muchos que sean los patinazos de la alcaldesa elegida por Ahora Madrid, o los que pueda hacer Compromís en Valencia, o Ada Colau en Barcelona, no habrá cambiado la opinión de los ciudadanos del modo de gestión de los populares. Como ya hemos insistido no todo es economía, también es política, en el mejor significado.