Desde hace setenta años el nombre de Campofrío se encuentra ligado a Burgos. Desde que las familias Garay y Ballvé crean un matadero dedicado a la transformación de productos cárnicos. Pocos años después, José Luis Ballvé se haría con la mayoría del negocio y el despegue de una multinacional que ha llevado el nombre y el sabor de Burgos por todo el mundo, pese a las numerosas vicisitudes que ha sufrido la empresa a lo largo del tiempo y los cambios de accionistas y sucesivas adquisiciones por parte de esta marca.
Pero Campofrío son sobre todo nombres y apellidos de centenares de familias burgalesas que han pasado por sus diferentes plantas, la nueva en 1997, la ahora arrasada, inaugurada por el rey don Juan Carlos, y que daba empleo a más de 1.000 trabajadores directos y unos 500 indirectos, con una producción de 100.000 toneladas al año. La inversión supuso más de 60 millones de euros. Todos en Burgos conocemos a alguna persona que está relacionada con esta industria cárnica, que ha trabajado en ella o se encuentre trabajando, y entre ellos muchas parejas, padres o hijos, abuelos y nietos, hermanos.. ligados a una empresa muy familiar y muy cercana. Miles han sido los niños que como estudiantes han pisado sus naves, y muchas han sido las colaboraciones de Campofrío con eventos y actividades de la ciudad.
Campofrío es también un emblema del populoso barrio de Gamonal, donde viven por cercanía también, muchos de sus trabajadores. Quizá el nombre también refleje el Burgos por el que nos conocen muchos. Por eso, y ahora más que nunca, en medio de una crisis no finalizada, #LevantarCampofrío sea objetivo de todos, como emplazaron los miembros del Comité en la reunión que celebraron este domingo por la tarde con los trabajadores: No hay siglas. De momento, la compañía ha anunciado ya que quiere invertir en Burgos para recuperar la producción lo antes posible. Que así sea.
Columna publicada en Diario de Burgos el día 17 de noviembre