Todas las comparaciones dicen que son odiosas, aunque cuando el resultado es favorable o conveniente para los pareceres propios siempre son bien recibidas, en este caso, pese al mal año para el paro y la creación de empleo en Burgos, los buenos datos del lustro anterior están consiguiendo mantener esta provincia entre las diez españolas con menos desempleo, un consuelo en el reino de los ciegos donde los tuertos son los reyes, pues el 18 por ciento de desempleo burgalés está muy lejano de ese 5-8 por ciento que se puede llegar a considerar pleno empleo y donde Burgos ya conoció esas cifras no hace tanto tiempo.
Más de 33.000 personas según las cifras de la Encuesta de Población Activa conocida recientemente son muchos ciudadanos, de los que no un pequeño porcentaje también han dejado de percibir los ingresos correspondientes a su situación y que se mantienen muchos gracias a las ayudas familiares como son todos esos jóvenes en ‘búsqueda activa’ del primer empleo.
No es de extrañar que provincias con menos paro que el nuestro sean Soria y Segovia, por su escasa población la primera, y probablemente por su cercanía con Madrid la segunda. Y también por delante las tres vascas y Navarra donde sus peculiares impuestos han favorecido siempre la instalación de la industria.
Precisamente este domingo, el decano de Económicas de la UBU apelaba a las exportaciones y el turismo como dos elementos claves para ir salvando una crisis que ahora sí parece contar con brotes aunque sean muy verdes, y las exportaciones vendrían precisamente del relanzamiento de esa actividad industrial casualmente ahora que la creación del Polo de Desarrollo cumple medio centenar de años. No es la primera vez que apelo en esta Página Par al impulso en Burgos de esa industria desde el propio Ayuntamiento, y precisamente ahora en pleno debate sobre a qué dedicar las inversiones municipales, la primera y casi única prioridad, aparte del mantenimiento diario de la ciudad, debería ser esta: favorecer la instalación de empresas en nuestros polígonos, o la ampliación de las actuales aunque ello deba suponer una merma probablemente en otras inversiones no tan necesarias actualmente como esta.
Pero son los políticos los que ponen las prioridades en las cuentas públicas y los que también deciden a qué determinar su tiempo. Cada cuatro años comparecen ante las urnas aunque precisamente el debate sobre participación ciudadana está ahora más vivo. Creo que en el Ayuntamiento burgalés hay concejales suficientemente preparados para este objetivo ‘industrial’ si cuentan con presupuesto y apoyo. El segundo campo al que apelaba el experto era el turismo, donde Burgos se ha posicionado bien este último año, pero viendo la gran competencia existente, no hay más que asomarse a Fitur, no se debe bajar el ritmo ni un ápice.